“Crecí en medio de acuarelas, témperas y pinceles, …aprendí a jugar con ellos todos los días y casi sin darme cuenta me vi comprometida con el arte. Ahora es la extensión de mi vida”.

La artista plástica, Paola López, presentó su primera exposición denominada “Khurus” en el Plaza Hotel, como parte del programa del Festival Internacional de la Cultura 2017 realizado en septiembre. Su obra busca revalorizar algunas particularidades de las culturas Jalq’a y Yampara, que según la artista, guardan manifestaciones antagónicas entre sí, expresadas principalmente en sus tejidos.

“Los jalq’as, a través de figuras fantásticas, representan en sus tejidos el caos, el miedo y el inframundo; mientras que los yamparas caracterizan la vida cotidiana, sus fiestas y su religiosidad”, ambas culturas, si bien construyen idearios antagónicos, se complementan y se encuentran en los escenarios urbanos”, añade.

Paola reproduce con sus pinceles el arte de las tejedoras e igual que ellas, desprovista de formatos y guiones, ingresa por diferentes espacios para narrar el imaginario de las mujeres jalq’as y yamparas, quienes gracias a sus extensas trenzas, cual pitas de columpio, se cruzan y enredan en el cielo durante su interminable viaje. Así, en medio de secretos, de recuerdos y de persistentes temores, las tejedoras crean y recrean miles de historias que rompen la estética convencional y se sublevan al confort y a la poseía de salón… en sus tejidos se escoden, pero también se hallan.

Con una facilidad sorprendente, la joven artista nos manda a caminar por esos lugares encadenados por las negras trenzas, guiados por las manos que se bifurcan entre los telares y por los fuertes colores que provocan e interpelan. El universo que presenta Paola es irreverente, subversivo y festivo… es como un hermoso sueño.

“Me interesa revalorizar a la mujer tejedora, no solo como creadora de cultura, sino como creadora de vida”, dijo al explicar que previamente a la producción de sus cuadros pintados con acrílico, estudió ambas culturas, pero fundamentalmente participó y compartió con las ellas lo que le facilitó reproducir ambos contextos.

Autodidacta

Ella no sabe de escuelas ni talleres de dibujo, su pasión por el arte fue impulsada por sus padres, ambos profesores de artes plásticas, pero también gracias a la curiosidad que le permitió ingresar a los libros y revistas de arte que de alguna forma consolidó su impulso vital.

“Participé en algunos cursos de acuarela, óleo, etc. …pero mi fuerte es el acrílico”.

Con esos impulsos, desde muy pequeña, rediseñó sus juegos entre paletas, pinceles y colores que le llevaron a crear historias, pero -como todo artista- es en su obra donde se oculta y se rebela.

“El arte es la extensión de uno mismo y eso quiero plasmar en mis obras, quiero reproducir (me) a partir de los colores que utilizo, por ejemplo, con la utilización de algunos colores se puede recrear diferentes estados de ánimo”.

Entre los reconocimientos a su obra artística se destacan, por ejemplo, ganar por tres veces consecutivas el concurso departamental de cultura “Juana Azurduy”. Sus trabajos también fueron seleccionados en dos oportunidades por la Fundación S.O.S. para plasmarlos en las tarjetas que cada año se comercializan en muchos países.
“Ahora mis cuadros están por todo el mundo” y se ríe… como queriendo expresar, sutilmente, el orgullo de sentirse querida.

La exposición” Khurus” (representación de animales fantásticos por la cultura jalq’a) sintetiza de buena manera el mundo de contradicciones representado en los tejidos donde no solo se ahuyenta a los malos espíritus o a la mala suerte, la simbología khuru es sin duda un sistema complejo de comunicación intra e interpersonal.
Seguramente, muy pronto nuevamente nos encontraremos con el acrílico de Paola, y como hoy, nos invitará a imaginar otras historias y otros encuentros.

Paola López Flores

Lic. en Psicología y actual maestrante de la Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca.