La crisis como oportunidad

Para el director de Planificación Institucional, Jorge Fuentes, la crisis que vive la Universidad boliviana debe ser asumida como una oportunidad para iniciar un proceso de transformación, interna. En lo financiero, crear políticas públicas que faculten a la Universidad boliviana captar nuevos ingresos, que es la base de la propuesta universitaria para de pacto fiscal.

“Planteamos básicamente que la universidad debe enfrentar los cambios, siendo actora estratégica en el desarrollo nacional y local, donde la institucionalidad defina políticas, acordar acciones y recursos con el objetivo de apuntalar los proyectos más estratégicos para la región. Partimos de la premisa que Chuquisaca no tiene los recursos para salir de la pobreza y lograr el desarrollo en el mismo nivel de otros departamentos”, explicó Fuentes.

La estrategia de la Universidad para salir de la crisis, debe ser, dijo el director de Planificación Institucional, apostar por la investigación orientada al desarrollo de la región y la nación, por ello, el Estado no puede eludir su responsabilidad con el desarrollo de los pueblos ya que está íntimamente ligado con la investigación llevada adelante en las casas de estudios superiores. Entonces, la propuesta consiste en construir vínculos en una triangulización estratégica: Estado – Desarrollo – Universidad.

“La universidad para ser actora del desarrollo departamental y nacional, tiene que cambiar su estructura. Consideramos que se debe dar mayor importancia al desarrollo estratégico de la investigación, pero no una investigación concebida solo desde las aulas, debe ser pactada con quienes n e c e s i t a n investigación aplicada y d e s a r r o l l o  t e c n o l ó g i c o dirigida a los productores con el fin de alcanzar m a y o r e s niveles de productividad y competitividad.

Consideramos, que ese es el nuevo rol de la universidad en el futuro: la investigación para el desarrollo, que es un aporte directo y rápido para salir de esta crisis departamental y de las universidades”, sostuvo Fuentes.

Más delante de la entrevista, confesó –que a pesar de todo-confía en que la crisis que vive la Universidad Boliviana sea aprovechada para remover las formas internas de organización, para ello, cree que el principal requisito es asumir conciencia que el país ha cambiado y que estos cambios están rebasando la institucionalidad universitaria, por eso destacó que es necesario hacer un punto de inflexión para definir cómo encaramos el futuro de la educación superior y el rol de las universidades.

Aclaró, sin embargo, que esto no pasa con el cambio del aparato regulatorio, porque con nuevas normas no hay modernización, dice Fuentes, ya que se debe abandonar esa idea de subsistencia cortoplacista que tiene anclada a las universidades.

“Yo parto de que sí la universidad es un opción viable para contribuir al desarrollo regional y no la podemos descartar, que el gobierno nacional no tome en cuenta a las universidades y que no tenga una política de educación superior para ser desarrollado es otra cosa. Por lo visto, planteamos un fondo de compensación para tener igualdad de condiciones, estoy convencido que es la única forma de ingresar al desarrollo justo y uniforme”, concluyó Fuentes.

El déficit económico afecta al sistema universitario

Durante las primeras semanas de enero (2017) la máxima autoridad ejecutiva de la Universidad, Eduardo Rivero, reveló que el déficit económico en la Universidad bordeaba los 45 millones, por lo que anunció aplicar medidas de ajuste, entre ellas, la no contratación de docentes y personal administrativo, además de rigurosas medidas de austeridad.

El déficit universitario, entendido también como crisis económica, se debe al desequilibrio entre ingresos y egresos, además de la reducción notable del ahorro interno. Para entender mejor este fenómeno es posible concluir afirmando que la Universidad gastó más de lo que tenía o recibía. La reducción de ingresos tuvo que ver con la caída del precio internacional del petróleo que afectó a la distribución de regalías y del Impuesto Directo a los Hidrocarburos, a esto se suma la disminución de ingresos por coparticipación tributaria definida en el censo de 2012 en proporción a la cantidad de habitantes que tiene el municipio de Sucre.

La crisis económica se reproduce en todas las universidades del sistema público nacional, por ese motivo solicitaron al Ministerio de Economía a mediados de este año a través de su órgano rector, el CEUB, un soporte presupuestario de alrededor de 500 millones de bolivianos. San Francisco Xavier, demanda 42 millones.

De acuerdo a la información proporcionada por la Dirección Administrativa y Financiera, DAF, hasta el 31 de agosto en la Universidad chuquisaqueña el déficit superó los 64 millones de bolivianos, pero con el incremento en los ingresos por coparticipación tributaria e IDH, se tiene proyectado reducir el déficit a 55 millones, “incluso, con los nuevos ingresos y gestiones realizadas es muy posible que concluyamos la gestión con un déficit de 40 millones”, explicó Aberto Ichazú, director de la DAF, pero aclaró que la siguiente gestión se iniciaría con esa cifra negativa.

En números ¿qué significó la austeridad para San Francisco Xavier? Ichazú explicó a la revista Expresión que el presupuesto anual para los sueldos de su personal llegaba regularmente a 290 millones, pero con los ajustes se logró reducir en 2 millones, “hoy estamos con 288, por eso explicamos al gobierno que nuestra Universidad fue eficiente en su política de austeridad a pesar de tener muchos compromisos institucionales”, señaló.

Más adelante, sostuvo el director de la DAF, que la Universidad de San Francisco Xavier debe asumir una estrategia de austeridad que abarque el plano académico, administrativo y de gestión, a la vez de crear nuevas fuentes de ingreso que suponga estrechar -en lo posible-los ingresos con los egresos así lograr el equilibrio financiero que toda entidad requiere para llevar adelante sus planes y programas.